Todo tiene un inicio.
Hace 10 años.
Un todavía pequeño adolescente de cabellos rizados y ojos esmeralda se encontraba jugando basquetbol en el patio trasero de su casa, corría de un lado a otro esquivando a su padre, Hyungwon, que lo perseguía con entusiasmo para quitarle el balón, todo parecía un día normal hasta que un dolor terrible se alojó en el bajo vientre del menor; su mente se aterrorizó de inmediato, sabía lo que estaba pasando porque toda su vida supo que pasaría, pero se negaba a ello.
Se estaba convirtiendo en alfa y para empeorar su situación, no sería un alfa cualquiera; al ser hijo de dos alfas, sería de casta pura.
Odia el hecho de que las personas se comporten como animales solo por su casta, el tener que someterse a dolorosos periodos de tiempo cada 6 meses, la simple idea de que un día tendría que morder a alguien para estar enlazados de por vida le daba náuseas. Si agregamos el hecho de que la raza pura magnífica cada una de esas características... tenemos una combinación con la que el joven Jeon Jungkook no está dispuesto a lidiar.
—¡Papá! —gritó por ayuda, soltó el balón y trató de correr al interior de la casa pero su padre lo alzó antes de que sus pies fallaran en el intento—, está pasando mamá, no qui-quiero, no quiero e-esto —lloraba por el dolor, no quería ser lo que estaba destinado a ser. El alfa mayor entró por la puerta con él en brazos y una mujer se acercó de inmediato, su madre, una linda alfa pelinegra con aroma a lavanda mostraba pena en la mirada.
—Mi niño, lo lamento tanto —su madre lo abrazó suavemente sin que su padre lo soltará, Jungkook se sentía reconfortado pero ese abrazo no iba a salvarlo de su destino—. Te vas a acostumbrar, lo prometo —el hombre lo colocó cuidadosamente en el piso para que el cachorro se abrazara a la alfa que lo acompañó escaleras arriba para dejarlo en su habitación. Al ser el primer celo debía dejar que su cuerpo asimile los cambios físicos y hormonales, cuando terminara podría iniciar con los supresores, mientras tanto tendría que lidiar con su primer celo de la manera dolorosa que repudia y a la que tanto se niega.
Fueron los peores días de su vida, la peor pesadilla se había convertido en una realidad, su triste y cruel realidad; solo le quedaba buscar una solución al mayor de sus problemas y él cree que la encontró con mucha más.
✧✦✧
Días después.
—Puedes consumir estos supresores que harán que tu aroma no se perciba y tu alfa no sea tan fuerte, además estos otros aminoran los síntomas de tu celo —indicaba el endocrinólogo frente a él. Un beta de cabello castaño y ojos azules con un rostro amigable que hizo que el recién presentado alfa pudiera externar todas sus dudas.
—¿No tendrá problemas de salud a futuro? —preguntó Jiyoung, la mujer se mostraba preocupada por su cachorro, así que el hombre habló de nuevo.
—Son muy pocos los casos de alfas u omegas con problemas por el consumo de supresores a largo plazo, pero no son nulos —explicó el médico—, pero se le realizarán estudios cada año para descartar daños a futuro —el hombre le hablaba al joven frente a él, quien lo miraba con una enorme sonrisa en los labios; sus hoyuelos se hundían y lo hacían ver adorable a pesar de que su aroma era tan fuerte que asustó a todos los que lo vieron en los pasillos del hospital.
—No sabe lo feliz que me hace, doctor Moon —Jungkook se levantó de su asiento y estrechó efusivamente la mano de aquel hombre. Ahora era mucho más fuerte y su cuerpo estaba mucho más ancho. Habían pasado solo unos días de su celo y ya era alguien completamente diferente.
—No tendrías que aliviarte tanto de rechazar lo que tu padre y yo te heredamos genéticamente, Kookie —bromeó su madre, falsamente ofendida; alzando las cejas en una reprimenda que no asustó para nada al ojiverde.
—Prefiero ser mal hijo, que un animal que se pelea por todo y solo busca reproducirse —rodó los ojos.
—¿Así que eso somos? —la mujer alzó las cejas, retadora mientras el médico veía la escena con una sonrisa burlona.
—No mami, tú y papá son la excepción —sonrió a modo de disculpa mientras el médico soltaba una carcajada por la actitud sumisa que el alfa mostraba frente a su madre.
—Nos vemos en un mes para ver como te esta yendo, Jungkook —seguía riendo el especialista mientras los alfas se ponían de pie.
—Hasta entonces, doc —Jungkook se despidió y salió del consultorio seguido de su madre... Tendría mucho con que lidiar mientras su aspecto y vida cambian para mal. Ahora sabe que las cosas pueden ser más sencillas y va a vivir una vida más tranquila, pero eso no evita que las cosas relacionadas a su naturaleza nunca van a ser ni remotamente cómo él las quiere.
✧✦✧
Hace 5 años.
Park Jimin de 14 años, acababa de presentarse como un omega, tan solo una semana y ya era un omega varón con las facciones más suaves y delicadas que pueden existir. Pero aunque su familia y él mismo lo aceptaran, la sociedad no; toda la escuela se burlaba de él. Nunca le disgustó la idea de ser omega, al contrario le parecía tan lindo y le agradaba todo lo relacionado con ser uno, pero siempre supo que la sociedad no lo veía del todo bien.
Los omegas varones solían ser lo más bajo del estrato, y aunque las cosas han mejorado, siempre existen las personas con ideas anticuadas, gente estúpida que lo tratará de la peor manera.
"Ahí viene el rarito" decían los chicos de su grupo que se habían presentado como alfas. "Que asco, nunca va a conseguir alfa" decían las omegas y betas. Jimin solo se limitaba a mostrarles el dedo corazón y sonreír cínico, a él no le gustaba ser así de rudo, no le gustaba mostrar el lado duro que en realidad no tiene, le gustan los mimos y las cosas suaves, pero sus compañeros lo sacaban de quicio y tenía que mostrarse fuerte para que no vieran el daño que provocan en él.
Y además de lidiar con el acoso, tenía que lidiar con los cambios físicos y emocionales de su casta, tenía que soportar las miradas y sentirse incómodo en la calle y sobre todo... tenía que soportar la idea de cuatro días dolorosos cada tres meses, a decir verdad, eso era lo que más le molestaba, el resto de las cosas estaba bien para él y su familia; se acostumbrará y enfrentará lo que tiene con lo que pueda.
Por eso ahora se encontraba con su madre en el consultorio médico para un control de su primer celo y conseguir supresores para el siguiente.
—Tú solo quieres disminuir los síntomas del celo, no tu aroma, ¿verdad? —preguntó el médico endocrinólogo.
—Así es doctor Moon —respondió el ojiazul, muy convencido.
—Mi cachorro está feliz con su aroma, la vainilla es su olor favorito —sonrió Sunhwa, la madre de Jimin, una linda omega castaña con sonrisa angelical y aroma a miel y fresas.
—Entendido, entonces tomarás estos —señaló la receta que estaba en el escritorio—, cuando tu celo se acerque y aquí están anotados los medicamentos anticonceptivos de emergencia y regulares —en la sociedad en la que viven, desgraciadamente es común ver que alfas abusen de su voz de mando y que se escudan tras el argumento de que "su instinto los hace cometer estupideces", siendo los omegas los más afectados debido a su sumisión, así que es preferible tener precauciones en ese aspecto para evitar embarazos no deseados en relaciones no deseadas.
—Gracias, doctor —sonrió el omega, se puso de pie y tomó el papel que se le daba—, nos vemos.
—Por nada, ven después de tu siguiente celo para un chequeo y todo listo —madre e hijo salieron del consultorio muy satisfechos por las explicaciones que el especialista les brindó.
✧✦✧
Hace 2 años.
—¡¿Qué sucedió, mamá?! —un apurado Jimin llegaba a la sala de espera del hospital, la omega lloraba desconsolada en los brazos de su alfa, Hyunbin, que le correspondía como buscando consuelo para sí mismo.
—Un auto la arrolló —explicó el hombre con la voz ahogada—, estábamos por cruzar la calle para ir al parque y un auto dobló la esquina sin hacer alto... la arrastró unos metros —su voz se quebró por completo al terminar de hablar.
—¡Oh no! —las lágrimas aparecieron en los ojos de Jimin—. Ella tiene que estar bien —negaba con la cabeza, su hermana tenía que salir a salvo de eso porque no sabría qué hacer si no era así. Siempre ha estado muy unido a su familia, ella en particular, es su mejor amiga, a pesar de la diferencia de edades se llevan de manera ejemplar y hacen todo juntos. Desde que la menor nació, él se ha encargado de cuidar de su pequeña hermana, por eso ahora se encuentra tan impactado con la idea de que algo grave pueda pasarle.
—Ella estaba consciente antes de que llegara la ambulancia —siguió hablando el alfa—, sé que va a estar bie... —fue interrumpido por la puerta abriéndose y el médico saliendo de ella.
—¿Familiares de Park Shinhye? —alzó un poco la voz para ser oído por todos en la sala, inmediatamente los tres Park se dirigieron hacia él a paso rápido.
—Somos nosotros —dijo Sunhwa un poco más calmada, su alfa la había rodeado con su aroma para tranquilizarla.
—Un gusto —saludó el médico—, mi nombre es Min Yoongi y soy traumatólogo —estrechó manos con los tres presentes—. Tuvo una fractura de tibia y peroné y otra más en el húmero, todos del lado derecho, no es nada que ponga en riesgo su vida, pero... —el castaño hizo una mueca con su rostro, parecía preocupado.
—¿Pero qué doctor? —Jimin lo instó a continuar.
—La tibia está prácticamente deshecha, necesitará varias cirugías y rehabilitación, pero no será un proceso fácil y las posibilidades de que vuelva a caminar como antes son del 30%.
—Haremos lo que se tenga que hacer, doctor —el padre de familia se mostraba decidido.
—Muy bien, por el momento ella se encuentra sedada por la cirugía que se le practicó —explicó—, en una hora aproximadamente podrán pasar a verla y más tarde les explicaré un poco del proceso que seguiremos de hoy en mas —les regaló una sonrisa y se retiró cuando los Park asintieron.
Sería un largo camino.
✧✦✧
Cuatro meses después.
—Vamos linda, tienes que hacer tus ejercicios —insistía Jimin a Shinhye mientras la cachorra permanecía recostada en la cama y negándose a todo lo que el mayor le proponía.
—¡¿De qué sirve?! —habló con frustración—. En un tiempo me realizarán otra cirugía, estaré sin moverme de nuevo y cuando me recupere verán que de nuevo no puedo caminar, voy a llorar y lamentarme —a pesar de tener 10 años y estar sin presentar aún, Shinhye se mostraba como una alfa, fuerte y malhumorada—, y van a operarme de nuevo y todo se va a repetir... Esforzarme no sirve de nada, Jimin.
—¡No digas eso! —regañó el omega, trataba de convencerla de que la situación podía mejorar. De que viera la luz que él trataba de hacerle notar. No le gusta que su hermana, su pequeña niña de 10 años sea tan negativa. Sabe que su posición no es para menos, pero no quiere que se dé por vencida cuando aún le queda un camino tan largo por recorrer.
—Es la verdad.
—Así que quieres hablar con la verdad —inició Jimin con un tono molesto pero aún seguía siendo amable—, es correcto, vas a tener muchas otras cirugías, y vas a llorar mucho por las malas noticias, pero no por eso vas a dejar de intentarlo, todos estamos haciendo lo que podemos para que salgas de esto y tú tienes que hacer lo tuyo y hacer tus ejercicios, así que cierra la boca y levanta la pierna —fue un poco duro al final pero su hermana a veces necesitaba eso para salir de sus malos ratos.
—Lo siento —se disculpó la chica con la mirada baja e hizo lo que se le pidió.
—No te disculpes, amor —suspiró por el sentimiento de culpa—, sabemos que es difícil, nos duele verte así y sabemos que tu sufres aún más, es normal estar de mal humor, pero no puedes solo estar pensando negativamente, sabes que gran parte de la recuperación es mental —el omega comenzó a mover las piernas de la niña, revisaba la herida de su brazo y pierna, le ponía vendajes nuevos, aunque estaban cicatrizadas tenía que ponerle algunos ungüentos y pomadas para evitar el dolor. Después preparó sus medicamentos y le llevó su comida, a lo largo de esos meses él fue quien se encargó de los cuidados de la menor e incluso le encontró el gusto a ello, por eso estaba a punto de iniciar sus clases en una escuela de enfermería sin saber que eso lo llevaría irremediablemente a caer en otro de los planes que el destino tenía para él.
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